De nuevo un par de aves desenfrentadas, o sea de espaldas, pero enfrentadas. No se hablan la una a la otra, ni tampoco con los transeúntes humanos que pasan por allí. Están demasiado ocupadas compitiendo entre ellas; quieren comprobar quién de las dos es capaz de beber más agua en menos tiempo. Y aunque no lo parezca, eso hacen, pues el pelícano es el único animal capaz de tragar agua salada para transformarla en agua dulce dentro de su garganta.
domingo, 15 de mayo de 2011
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