martes, 20 de marzo de 2012

Cuento Eta

η:

El señor X no esperaba que fuera una mujer quien viniera a arreglar su cerradura. Hasta ahora siempre habían sido hombres. Qué extraño...
Se fijó en que llevaba una pequeña hoz escondida en un bolsillo trasero del pantalón. El miedo le impulsó a esconderse de ella, pero la mujer fue tral él.

X:
Sí, dime, ¿algún problema? (¡Por favor, no me hagas daño!)

Ahora tenía la mini hoz en la mano, y se acercaba a X con aparente normalidad, blandiendo la hoz en el aire mientras hablaba.
X se acercó a ella hasta no dejar espacio entre ambos. Le quitó la hoz con suavidad y la dejó caer al suelo. Lo mismo hizo con todo lo que llevaba encima, incluida la ropa. Así, la mujer quedó desnuda ante X. Pero todavía podría esconder algo entre las piernas, que era la única parte que no podía ver.

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De pronto dejó de importarle la caprichosa hoz y empezó a besar a la mujer. Lo hizo con gran esmero pero, cuando abrió los ojos, la mujer había desaparecido. En su lugar tenía una sensual foto de su cara. Siguió besándola hasta que sus babas la desgastaron y casi no se apreciaba nada; tan sólo un gesto deformado y poco sensual.
Comprobó que en sus manos no tenía una foto sino un taco de ellas. Tiró la desgastada al suelo y siguió besando la que venía a continuación, aunque ya no mostraba una expresión tan erótica como la primera.

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A medida que desgastaba y pasaba las fotos, la faz de la mujer se veía cada vez más asustada, y en las últimas fotos aparecía gritando de miedo. Esto crispaba al señor X, y por eso apretaba el taco de fotos con más fuerza.

X:
(¡Pon la cara de antes!) ¿Por qué lloras? Sonríe un poco, mujer...

Fin.

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